martes, 28 de mayo de 2013

El Trompo


A propósito del Día internacional del juego.

Creo que muchos recuerdan los años de cuando se jugaban a las escondidas, aprovechando los apagones de la época. No me detengo en esos juegos grupales porque en los que uno destaca, al menos yo, fueron en los individuales. Dirán que fui un vago y que le presto importancia a juegos tontos, pero esta fue mi infancia y creo que fue la mejor.

Recuerdos, muchos recuerdos. Jugar a las canicas y apostar a "chirotes o chilotes" a falta de dinero. De ser un 'trome' cuando se jugaba con 'langas' y no solo a 'uñita' y con 'cobo' (eso era para los más lornas). Las langas era pura puntería. Darle a una canica de acaso más de un centímetro a unos 7 u 8 metros a más. Ya pues, así de 'buenos' fuimos alguna vez.

Y qué decir del trompo. Mi juego favorito por excelencia. Dedicarse a encontrar un buen trompo de huarango, con buena forma, que tenga un peso equilibrado. No debía ser muy grande ni tan chico. Bastaba con uno mediano, el resto lo hacía uno.  

Luego tomarse el tiempo de convertir esa punta clavo en una 'sedita' o que esté 'hilita'. Primero achatarla con alguna piedra para luego empezar a rascar la punta en alguna pared de cemento y luego pulirla con la vereda. Carajo! parecíamos artesanos.

Empecemos. Escupir sobre la pista, envolver el tropo con la huaraca, que finalizaba en una chapa aplanada con alguna piedra redonda. cogerla entre tus dedos índice y medio. Darle vuela al trompo de modo que la punta quedaba apuntando hacia arriba y la cabeza hacia su objetivo. Ese era mi estilo.

Extendía el brazo hacia adelante apuntando el escupitajo o "pollo", alzaba el brazo a continuación, giraba un poco el cuerpo sobre mi derecha, y listo, lanzaba el trompo dejando que la huaraca le de velocidad, la dirección era la correcta. NUNCA FALLABA. Tiro al blanco: la marca de la punta en el centro de la saliva y con un trozo de grava a un lado. Aquel que no daba en el blanco chantaba.

Hay quienes tenían 2 trompos: uno para chantar y otro que era el preferido, con el que vencías a todos. Otros las clasificaban por la punta del clavo. Incluso alguno lo dejaban en punta "hachita" para sacarle lonja al otro trompo. Y señores, he visto trompos partirse tras un golpe certero con esta punta cual machete cayendo a una velocidad increíble y con una puntería magistral.

Claro que con estas puntas uno se maltrata la palma de la mano a la hora de levantar el trompo. Recuerdo haber tenido hasta 3 heridas y ya no saber donde más levantar el trompo sin dañarme la palma. Eso es poco respecto a los demás y es que yo era de quienes esperaba que el resto lanzara su trompo, lo levantara y golpeara al trompo chantado de 'papón'. Me podía dar el lujo de esperar la 'agonía" de la víctima. Cuando empezaba a dar vueltas casi al ras del suelo. En ese momento me lo 'bajaba'. Podía elegir, así de simple, si ser el primero o el último.

Para terminar y no aburrirlos con un juego que talvez ni jugaron o que nunca le dieron tanta dedicación como yo sí. Mencionaré aquella vez en que mis amigos del colegio fueron a mi barrio a jugar trompo. Fueron ingenuos. Uno de ellos tenía un trompo enorme, de esos que costaban 2 soles en los 90'. En esa oportunidad tenía un trompo chico. Ellos me miraron con escepticismo. Dijeron que me burlaba de ellos y que no me pase de presumido.

Primera demostración, tiro al blanco magistral, y oh! casualidad chantaba el trompo gigante. Todos se apresuraron en lanzar sus trompos y no pudieron hacerlo caer y es que era enorme. Esperé un poco mientras el resto le daba a la huaraca. Primer balanceo del gigante y lancé mi trompo miniatura contra la base de 'Goliat', y listo, derrumbado e incluso salió volando jajaja. 'Lobo', tal cual. Ellos saben que no miento.

Ahora cada vez que veo a un sobrino o primito con su trompo me da una nostalgia. Pero ya no juegan como antes. Son muy 'sanos'. Para mi era competir y ser el mejor, y así fue u_u.






martes, 7 de mayo de 2013

Conmigo...

 
Cambios, en eso se resume el último mes de mis 28 años de vida. El tiempo sobra, pero lo último que quiero es hacer algo. Hay deberes pero da una flojeeeera el concluirlos. Y es que me estoy acostumbrando a dejar todo a medias. Sería tan fácil tener a alguien al lado que te diga qué hacer, pero la vida no es así y lo sabemos. Cambios, sí que han influenciado en el modus operandi de casi todo.

Reformular, en eso estamos. Pues es muy extremista pensar: "de tenerlo todo a no tener nada". Eso sería creer que solo somos alguien si hablamos de dos. Si pensamos que solo una relación nos completa. Y en serio, hay gente que se siente muy orgullosa de tenerlo "todo" al lado de alguien y mira con indiferencia al que no. Idiotas, todo se termina, como si no bastase mirar alrededor, tantas historias reescritas, en fin.

Creo que debemos y tenemos que sentirnos especial por lo que somos, como algo "único", como un solo ser. Si entendemos esto, las demás cosas tienen sentido, mucho más que el hacerlas al lado de alguien. Sé que es muy especial estar con alguien y hacer muchas cosas al lado de esa persona. No creo estar mejor ahora que estoy solo, pero sí creo estar bien. No podría desmerecer lo vivido diciendo "ahora estoy mejor". 

Y estoy bien, porque tengo la convicción que los cambios son oportunos. Crean nuevos espacios, en los que uno se puede desenvolver, y descubrirse en nuevas situaciones. También hay retos que superar. No podemos detenernos, les daríamos la razón a los tontos que se soportan en alguien más y no en lo que tienen y obtienen por sí solos.

Así que seguir, de eso se trata. Volver atrás demostraría que no somos consecuentes con nuestras decisiones. Si bien en algún momento hubo dudas, pues ahora las cosas están claras. Esto era necesario, hay etapas que uno debe concluir y no arrastrar a otros en ese proceso. Esa fue la premisa para decir que hoy estoy solo. Y a vivir, solo eso, ya chau.


Personas van y vienen, al final quedamos nosotros.