Recuerdo la mañana de aquel día. Eran las 8 o 9
am, aún estaba medio dormido. Adolfo recostado contra la pared, en la que ya
quedaban pocas figuras de los dibujos animados, compañeros de mi infancia. Mis
padres en el trabajo. Tocaron la puerta y somnoliento fui a ver quién era. Abrí
la puerta y como si fuera cosa de todos los días la saludé y dejé entrar. La
calma que daba era única. Sentía que podía seguir durmiendo, ya un ángel me
cuidaba. Me recosté nuevamente, Adolfo cambio de posición, era algo incómodo,
la cama de plaza y media quedaba chica para ambos. Me fui a la cama de mis
papas. La sabana estaba fría y me refrescaba al roce con mis piernas y brazos.
Mi abuela Emilia, cual mujer serrana acostumbrada al trabajo, y de esas madres que
cocinan, lavan, limpian, planchan, y crían 11 hijos, comenzó su faena. No porque
alguien se lo pidiese. Simplemente así era ella, le gustaba ayudar, esa era su
manera. Me imagino que creció bajo una "sociedad machista", weno en
realidad todos deberíamos aprender a hacer de todo. Ella lo hacía. Primero fue
el piso, le dio tremenda barrida; luego los platos, si los de la noche anterior
que nadie lavo; vio que ropa estaba sucia y las dejo remojando; y finalmente
vino a levantarnos y nos mandó a hacer nuestras tareas. Mientras conversábamos,
creo que me preguntaba por mis papas. Me gustaría recordar más de lo que hable
con ella. Sin embargo el tener en mí, su silueta en contraluz bajo el alero del
patio, me reconforta. Mi mama me cuenta que de pequeño hacia una que otra
travesura, y a veces era demasiado. El gordo, mi papa, me busca pal' chicotazo.
Yo cual niño asustado y adolorido de antemano por el golpe de la correa en mi
sensible piel no hice más que correr al cuarto de ama abuela. Ella al ver la
correa en la mano de mi papa, salió con su sanmartín y lo boto para la sala.
Por ahí le soltó un san Martincito en el trasero, cosa que todo el mundo vio
con muy buen sentido del humor jajajaja. Solo el hecho de recrear la escena en
mi mente me hace reír un montón. Había encontrado a mi defensora. Si bien el
gordo es su hijo, yo era sino su nieto favorito, uno de los más queridos jajay
es que era el primogénito de su último vástago. Una vez, a opinión de mis tías,
las hermanas de mi papa, después de Iban, mi primo mayor, que se tomó en serio
eso de seguir los pasos de sus tíos, entre ellos mi padre: su panza lo dice
todo, soy el nieto viajero, compañero nato de mi abuela en materia de
carreteras y espacio aéreo. Aún tengo esa vaga imagen sentado en el avión y despidiéndome
por la ventanilla de mi papa, quien con la mano decía adiós desde el
aeropuerto. Es la única vez que recuerdo haber viajado en un avión de niño. Y a
mi lado estuvo ella: mi abuela. Recuerdos más frescos son el viaje a
Ayacucho-Huancayo, y los uno así, porque siempre somos de ir a dos ciudades en
un mismo viaje. Esa vez fue a última que mi abuela salió de Lima. La llevamos a
pasear...fue genial....que hermoso recordarla así, caminando imponente, mirando
con detenimiento, como si el mundo aun tuviera más que mostrarle. Su paso lento
y cansino, su forma de sonreír a la hora de la fotografía. Dicen que no hay
cosa peor para un padre que ver morir a su hijo, cuando la cosa más natural del
mundo, ley de la vida, es que nosotros los enterremos a ellos. Mi abuela enterró
a 3 de ellos. Y ahora ultimo Gaby, mi hermanita me dice que tal vez a más.
Bueno, pero las dos últimas perdidas, la de mi tío Máximo, hombre que fue casi
como un padre, y el de mi tía María, fueron golpes muy duros para ella y toda
la familia. Y se quedó como la última de 4 hermanos, siendo la segunda. Se abandonó
totalmente, fue decayendo y ahora es una bebe, a la que hay se debe cuidar con
mucho recelo. Hace unos años aun nos reconocía, ahora solo llora, y se aburre rápido
de una posición, llora mucho, y hay que hablarle con la certeza de que nos
entiende, solo así tendría sentido, y en el fondo ella quisiera eso, no nuestra
lastima sino nuestra compañía sincera. Discúlpame Emilia sino te he dedicado el
tiempo que te mereces, a veces creo que solo esperamos a que nos digas adiós. Pero
en realidad no somos conscientes de que si te vas ya nada será igual. Tu sola
presencia hace muchísimo. Creo firmemente que de no ser por ti, tu casa, la casa
de mi padre, de mis tíos, y la de todos los nietos, porque esa casa es de
todos, siempre la sentí así; se vendría abajo. Tal vez te has convertido en el
mejor pretexto para ir el fin de semana en mancha a san juan. Suena algo frívolo,
pero en el fondo creo que todos necesitamos esa paz que das el darte un beso en
la frente. Me voy con este último recuerdo. San Juan siempre fue mi segundo
hogar, Allá vive la familia que más quiero: los Arenaza. Un fin de semana era
fijo que nos quedemos a dormir. Una de esas veces me quede con Adolfo, el subió
al segundo piso, donde vivía mi tía María, su madrina. Yo me dormiría con mi
abuela. Ya cambiado con mi pijama me disponía a dormir, cansado de tanto jugar
todo el día, cuando mi abuela me dijo que juntase mis manos y comenzó con el
"padre nuestro que estas en los cielos..... Rezamos juntos el padre
nuestro, el cuarto estaba oscuro. Sobre ella un halo de luz de la luna. Su
rostro radiante, calmado, me dio nuevamente esa paz de aquella mañana en que
vino a mi casa. Esa es Emilia. Mi abuela. Mañana cumple 89 años. Y este es mi
homenaje. Cuídate abuela. Y recuérdanos ahora y siempre.
2 comentarios:
uhmmm, estaba bien bonito amor, de verdad, cuando se nota del corazon es un poema perfecto, lindo amor.
Hola Chuky me haz hecho llorar siempre supe que eras muy lindo y que tambien decias cosas lindas es mas hasta tocabas y todo las canciones q mas nos gustaban te quiero primito espero q siempre tengas esas cosas lindas q expresar q nos hacen mucho bien.
tu prima que te quiere Yuli.
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